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Por qué creé una escuela en la naturaleza: un viaje hacia la educación alternativa

  • Foto del escritor: Aya Lev
    Aya Lev
  • 3 jul
  • 4 Min. de lectura

Nuestra escuela comenzó con una idea sencilla: queríamos una educación diferente para nuestros hijos. La escuela pública nunca nos pareció la opción adecuada para nuestra familia y, aunque la educación alternativa les había dado a nuestros niños experiencias maravillosas, sabíamos que queríamos algo aún más inmersivo. La educación en casa tampoco era una opción: a nuestros hijos les encanta estar con otros niños, y necesitábamos un equilibrio entre nuestro trabajo, la vida familiar y su educación.

Así que creamos nuestra propia escuela, justo en nuestra tierra. Lo que empezó como un pequeño espacio de aprendizaje para nuestros propios hijos rápidamente creció hasta convertirse en una comunidad floreciente de familias con ideas afines. Sin una agenda rígida, pero con un profundo deseo de cultivar la curiosidad y un aprendizaje significativo, me encontré dirigiendo una escuela basada en la exploración, la flexibilidad y la alegría.



Encontrando nuestro camino educativo

No tengo formación docente formal, pero conozco diversas filosofías educativas — Waldorf, Montessori, Reggio Emilia, educación basada en la naturaleza e incluso métodos académicos tradicionales. También llevo mucho tiempo con una visión de la educación basada en el aprendizaje por unidades o proyectos.

¿Qué quiero realmente para los niños?


La respuesta es mi principio guía:

  • Enseñarles a aprender por sí mismos para que puedan adquirir cualquier conocimiento que necesiten.

  • Fomentar la curiosidad y el entusiasmo por el aprendizaje en sí.

  • Promover experiencias prácticas que hagan la educación viva y les ayuden a adquirir habilidades útiles.

  • Apoyar la inteligencia emocional para que puedan manejar relaciones y desafíos en su vida presente y futura.

  • Ayudarles a reconocer sus pasiones, descubrir lo que les entusiasma y entender lo que les hace sentirse bien.

  • Instilar un profundo respeto por la naturaleza, las personas y por ellos mismos.


La importancia de un aprendizaje integral

Nuestra educación va mucho más allá de leer, escribir y matemáticas. En nuestra escuela, los niños aprenden a observar el mundo, a atravesar experiencias emocionales profundas, a respetar a los demás y a respetarse a sí mismos. Les guiamos para escuchar su intuición, reconocer lo que les hace sentir bien y defenderse cuando es necesario.

El verdadero aprendizaje ocurre cuando los niños se sienten seguros para explorar, cometer errores y expresar sus pensamientos y emociones. Desarrollan resiliencia, independencia y un amor por el descubrimiento que dura toda la vida. Abrazando un enfoque integral, nos aseguramos de que nuestros hijos no solo sean capaces académicamente, sino también emocionalmente inteligentes, conscientes de sí mismos y preparados para afrontar la complejidad de la vida con confianza.


Prueba, error y un enfoque flexible

Con estos objetivos en mente, experimento con diferentes estructuras de aprendizaje. No siempre es fácil — hay muchos momentos de prueba y error — pero al final desarrollamos un marco que funciona maravillosamente. Mucho de este ensayo viene directamente de los niños. Les dejo sugerir los temas que quieren explorar, haciendo que sean participantes activos en la configuración de su propia educación. Los temas pueden ser cualquier cosa — desde la naturaleza hasta las emociones, el cuerpo humano o materias convencionales como ciencias y matemáticas. Siguiendo sus intereses, el aprendizaje se vuelve profundo y emocionante.


Nuestro horario diario: equilibrio entre estructura y libertad

La escuela ha crecido hasta incluir a 10 niños y una profesora, y hemos creado una estructura semanal dinámica que ofrece consistencia y flexibilidad:

  • Cada semana se centra en un tema diferente.

  • El horario diario asegura predictibilidad y fluidez:

    • Círculo matutino: comenzamos el día juntos, marcando intenciones y conectando.

    • Desayuno: una comida en común para nutrir cuerpo y mente.

    • Aprendizaje académico (1 hora): al tener edades mezcladas, cada niño recibe fichas personalizadas según su nivel e intereses, que cubren lectura, escritura y matemáticas.

    • Actividad temática (hasta 2 horas): experiencias prácticas relacionadas con el tema semanal. Puede incluir cocina, experimentos científicos, contar historias, montar una obra teatral o exploración guiada en la naturaleza.

    • Almuerzo y juego libre: los niños recargan energía con tiempo no estructurado al aire libre, jugando, explorando y haciendo amigos.

  • Materiales mínimos, mayormente obtenidos de la naturaleza.

  • Cada semana una canción nueva para apoyar el aprendizaje del idioma.

  • Excursiones y picnics escolares una vez al mes.


Una semana de aprendizaje en acción: Semana de las Aves

Aquí tienes un ejemplo de cómo estructuramos las actividades durante la semana, basada en un tema — en este caso, la Semana de las Aves:


  • Lunes – Escuchar el canto de los pájaros: salimos a caminar por la naturaleza, aprendiendo a identificar diferentes aves por su canto.

  • Martes – Arte con plumas: los niños recogen plumas caídas y las usan en proyectos artísticos creativos.

  • Miércoles – Construcción de nidos: observamos cómo las aves hacen sus nidos e intentamos replicar sus técnicas con materiales naturales.

  • Jueves – Construcción de casas para pájaros: los niños diseñan y construyen casitas de madera para pájaros, que colocamos alrededor de la escuela. Después las observan maravillados cuando las aves las eligen como hogar.

  • Viernes – Excursión: al final de la semana, visitamos un gran parque de aves donde observamos águilas anidando y exploramos el museo del parque.


¿El resultado? Los niños llegan corriendo a la escuela cada mañana, con ganas de empezar el día y sin querer perderse ni un momento. No solo están aprendiendo — están prosperando. Aprender es una aventura alegre que combina sin esfuerzo lo académico, la creatividad y la exploración de la naturaleza.

Los niños no solo memorizan datos; están viviendo su educación. Aprenden de una manera que tiene sentido para ellos — a través del juego, la exploración y la acción. Lo más importante es que se están desarrollando como personas curiosas, seguras de sí mismas y emocionalmente inteligentes.

Construir esta escuela me ha enseñado que la educación no tiene que encajar en una caja predefinida. Puede ser flexible, receptiva y profundamente conectada con el mundo natural. Y cuando se da a los niños el espacio para explorar y crecer de una manera significativa, corren hacia el aprendizaje, no huyen de él.






ste viaje es solo el comienzo. En futuros posts del blog, profundizaré en los desafíos específicos, las soluciones y los momentos inolvidables que vivimos en el camino. ¡Estate atento para más aprendizajes desde nuestra aventura en la escuela en la naturaleza!

 
 
 

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Mi viaje en la educación alternativa

Si sientes una llamada hacia este tipo de aprendizaje y te gustaría formar parte de nuestro proyecto educativo en crecimiento en Extremadura, España, estaremos encantados de saber de ti. Las familias interesadas en unirse a nuestra comunidad escolar para el próximo curso pueden contactarnos directamente por WhatsApp al +34 633 453 361 (Aya) y solicitar ser añadidas a la lista de espera.

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