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Diseñando un viaje de aprendizaje: una semana a la vez

  • Foto del escritor: Aya Lev
    Aya Lev
  • 3 jul
  • 3 Min. de lectura

Aventuras guiadas por los niños, llenas de temas diversos

Una de las partes más emocionantes de construir nuestro ritmo de aprendizaje es diseñar el calendario semanal — una aventura en constante evolución moldeada por la curiosidad, la creatividad y la conexión. Nuestras semanas nunca se tratan solo de un tema; se trata del mundo que cada tema abre, las preguntas que despierta y cómo los niños crecen a través de ellos.

En el centro de todo está la creencia de que cuando los niños están realmente involucrados, el aprendizaje ocurre de manera natural y poderosa — incluso sin que ellos lo noten. Los temas a menudo comienzan con la naturaleza — como abejas, aves, árboles, flores, las estaciones y el viento. Pero al escuchar la curiosidad de los niños, nuestro viaje se expandió para incluir temas como ciencia, matemáticas, el cuerpo humano y la medición. Su entusiasmo nos mostró que casi cualquier tema puede volverse significativo cuando se explora con imaginación.



Siguiendo su curiosidad

Preguntamos regularmente a los niños sobre qué quieren aprender, y siempre nos sorprenden con sus ideas. Algunas semanas se dedican a animales como la familia de los gatos, otras al anime o deportes. A algunos niños les encanta cocinar, así que añadimos proyectos y recetas relacionados con la comida. Cuando surge un desafío en el grupo —como un conflicto o la comunicación— a veces creamos una semana en torno a ello, explorando emociones, resolución de problemas o cómo crecer como individuos y como comunidad.

Esta apertura a sus intereses no significa caos — significa co-creación. Significa construir una estructura que deje espacio a las voces de los niños y tejer sus pasiones dentro de un plan lleno de oportunidades para aprender, experimentar y jugar.


Un mundo dentro de cada tema

Cada tema se convierte en un pequeño universo lleno de posibilidades. La creatividad no reside en el tema en sí, sino en cómo lo desplegamos a través de diferentes tipos de actividades. Nos preguntamos: ¿cómo podemos invitar a los niños a moverse, construir, cuestionar, expresar y reflexionar dentro de este tema?

Tomemos como ejemplo nuestra “semana Asia”. Lo que empezó como un tema de geografía se transformó rápidamente en un viaje cultural completo: caligrafía con tinta china, elaboración de símbolos y pergaminos, aprendizaje sobre acupuntura y flujo energético a través del sistema meridiano, y práctica de yoga para equilibrio y conciencia. Cocinamos sushi, probamos nuevos sabores y terminamos la semana con una visita tranquila a un templo zen.

Es esta combinación de actividades —sensitivas, intelectuales, emocionales y físicas— la que transforma un tema simple en una experiencia de aprendizaje inmersiva.





El equilibrio entre teoría y práctica

Cada semana intentamos encontrar un equilibrio entre teoría y práctica. Introducimos conceptos, hacemos preguntas abiertas y luego pasamos a la acción: crear, probar, construir, explorar. Cocinar, pintar, esculpir, jardinería y contar historias forman parte de la rutina. Hay momentos para la observación tranquila y momentos para la aventura ruidosa. Hay espacio para la discusión y espacio para el movimiento.

Estos diversos puntos de entrada aseguran que cada niño encuentre una manera de conectar con el material que le resulte significativa.


Aprendizaje que fluye de forma natural

Mientras los niños exploran, las habilidades esenciales se entretejen sin esfuerzo en su experiencia. Las matemáticas aparecen cuando medimos ingredientes, contamos objetos encontrados en la naturaleza o creamos patrones. La lectura y la escritura surgen en mapas, señales, letras y relatos colaborativos. Estas habilidades no se enseñan de forma aislada — se usan con un propósito, integradas en experiencias reales donde tienen sentido.

Los niños no siempre notan estos momentos de aprendizaje formal, pero esa es la belleza. Aprenden porque quieren entender, porque sienten curiosidad, porque la tarea frente a ellos importa.


De la curiosidad al crecimiento

Lo que hemos aprendido con el tiempo es que no se trata de encontrar el “tema perfecto” — se trata de usar cada semana como una puerta hacia el asombro. Con el enfoque correcto, cualquier tema puede despertar alegría, conexión, creatividad y crecimiento. Cada semana es una oportunidad para probar algo nuevo, para retarnos, para desacelerar o para profundizar.


Este viaje es mucho más que información — es construir confianza, nutrir la empatía, celebrar las diferencias y crecer juntos. Cada semana es un regalo, lleno de historias que esperan ser contadas.


 
 
 

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